Las raíces de la ópera

La ópera, con su exclusiva mezcla de poesía, drama y música, ha recorrido un largo camino desde sus humildes orígenes en el teatro de la antigua Grecia. Los grandiosos y universales dramas musicales de Verdi y Wagner pueden parecer abismalmente alejados de la época de Aristóteles y Platón, pero esta noble civilización, que tuvo a la música y el teatro en gran estima como formas y medios de entretenimiento, iba a jugar un papel crucial en el desarrollo de la ópera. 

Por desgracia, la música de la antigua Grecia no ha sobrevivido hasta nuestros días, pero podemos obtener una descripción bastante fiable reuniendo información de escritos contemporáneos, obras teatrales que han perdurado y dibujos que figuran en cerámica y otros objetos. Los grandes dramas y tragedias de aquel periodo se realzaban con interludios musicales y líricos, y fue aquí donde comenzó a emerger el concepto de utilizar música y canciones para dar a conocer historias y reflejar las emociones de los personajes.





EL TEATRO SAGRADO

En la Europa estrictamente religiosa de la Edad Media, el uso de la música en el teatro se limitó básicamente al contexto sagrado. Éste tomaba alguna de las dos siguientes formas: el teatro litúrgico, representado en latín como parte del servicio eclesiástico, o la representación de un misterio, dirigida al público en general pero conservando como base las historias bíblicas. Al mismo tiempo, en Japón, el teatro no combinaba el drama estructurado con música y canciones en representaciones que recuerdan a las de la antigua Grecia.





LA INFLUENCIA HUMANISTA

Sin embargo, fue en la época del Renacimiento cuando la influencia directa del antiguo teatro griego comenzó a imponerse. El movimiento humanista, que prosperó en la Florencia del siglo XV, veneraba sobre todas las demás obras de las civilizaciones clásicas. Arquitectos y artistas como Filippo Brunelleschi (1377-1446) y Miguel Ángel (1475-1564) tomaron como inspiración las construcciones y esculturas de las antiguas Grecia y Roma, y como consecuencia los músicos y compositores se inspiraron de igual manera.

Los intermedi de la Florencia del Renacimiento tenían lugar entre los actos de las obras de teatro e incluían música, canto y elaboradas vestimentas y decorados. Se convirtieron en una forma habitual de entretenimiento para la corte de la poderosa familia Medici, y fueron precursores del esplendor de las producciones de ópera del Barroco. Compositores tales como Jacopo Peri (1561-1633), Giulio Caccini (1551-1618) y Claudio Monteverdi (1567-1643) emplearon la mitología griega y romana como base de sus obras dramáticas musicales, y fue a partir de estas primeras obras, como por ejemplo Orfeo, cuando la ópera empezó a emerger tal y como la conocemos hoy.




MÚSICA Y TEATRO EN LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA

La cultura musical de la antigua Grecia ha ejercido una profunda influencia en la historia de la música occidental, incluso hasta la actualidad. Sin embargo, este legado es particularmente evidente en la aparición de la ópera a comienzos del siglo XVII. Aun cuando no tenemos mucha idea de cómo sonaba la antigua música griega (los compositores y músicos no escribían su música, sino que la conservaban en su memoria o improvisaban sobre patrones tradicionales), existen muchas fuentes de información sobre ella. Filósofos como Platón y Aristóteles debatieron sobre ella en sus tratados, teóricos de la música analizaron sus melodías y ritmos, artesanos pintaron escenas musicales en sus cuencos de cerámica y, por supuesto, tenemos las obras de los grandes escritores de tragedias (las obras de Esquilo, Sófocles y Euripides) que marcaron el punto álgido del drama musical griego.

    




EL TEATRO GRIEGO

En el siglo V a. C., la ciudad-estado de Atenas presenció un enorme auge de las conquistas artísticas e intelectuales, entre las cuales se encuentra el desarrollo de la tragedia. Las representaciones dramáticas de la antigua Grecia tuvieron su origen en los bailes corales realizados por ciudadanos corrientes en ceremonias rituales, y estos dos aspectos de la tragedia (el ritual y el coral) se mantuvieron entre las características más importantes que la definían, incluso cuando el elemento narrativo (el drama tal y como lo entendemos hoy en día) asumió un papel más prominente. 
Las tragedias griegas se representaban como parte de las celebraciones formales en las Grandes Dionisias, el festival en honor de Dioniso, el dios del vino, la música y la poesía. Durante este festival, tres poetas participaban en un concurso escribiendo cada uno tres nuevas obras dramáticas que se representaban ante los ciudadanos de Atenas. El poeta no sólo escribía el texto de la obra, sino que además actuaba como compositor, coreógrafo, director, diseñador y productor, y sus historias eran evocaciones de los mitos griegos con carácter serio y "trágico".

El ganador del concurso se decidía por aclamación pública y además se concedían premios al mejor actor. 

Los más famosos escritores de tragedias fueron Esquilo (525-456 a. C.), Sófocles (496-406 a. C.) y Eurípides (480-406 a. C.), y sus obras fueron admiradas en la Antigüedad tanto como lo son hoy en día. Esquilo era el mayor del trío. Escribió unas 90 obras, de las que sólo perduran siete. De ellas, la Orestíada, una trilogía de tres tragedias, es quizá la más famosa: se representó en el año 458 a. C. y ganó la competición del festival. 

Sófocles escribió unas 120 obras, pero, una vez más, sólo perduran siete, entre ellas la famosa Oidipous Tyrannos ("Edipo Rey"). Introdujo el tercer actor en la tragedia e incrementó el número de miembros del choros de 12 a 15. 

Eurípides, el más joven de los grandes escritores de tragedias, escribió unas 90 obras, de las cuales se conocen hoy en día un total de diecinueve.





LOS TEATROS GRIEGOS

El teatro de Dioniso en Atenas, donde se representaban las tragedias, estaba situado al pie del extremo sudeste de la Acrópolis, en el santuario de Dioniso. Se construyó a inicios del siglo V a. C., pero fue reconstruido a mediados del siglo IV y éste es básicamente el teatro cuyos restos se pueden ver hoy. 

Al igual que otros teatros griegos, era un espacio vasto, íntegramente a cielo abierto, que hacia el siglo IV tenía cabida para unos 20.000 espectadores. La audiencia se sentaba en filas de asientos dispuestas en forma de herradura, esculpidas en la roca de la Acrópolis y que miraban hacia abajo, donde se desarrollaba la acción. Esto era el theatron, "el lugar para ver". En el centro de la herradura había un área llana y circular llamada orchéstra, "el lugar para bailar", que albergaba el altar de Dioniso y era donde el choros de ciudadanos interpretaba sus canciones y bailes. Detrás de éste y de cara a la audiencia, estaba el skéne, o "escenario". En el siglo V a. C., éste era un edificio provisional, de madera y un solo piso, a veces pintado con rudimentarias escenas que representaban la ambientación del drama. Tenía una plataforma, ligeramente elevada sobre el nivel de la orchéstra, sobre la que actuaban los actores del solo. Los personajes que representaban a los dioses aparecían a menudo sobre el tejado de la skené para dirigirse a los mortales de abajo. Posteriormente, en el siglo IV, cuando se agrandó el teatro de Dioniso, la skené se reconstruyó en piedra, con dos pisos y decorada con estatuas de grandes dramaturgos. Dentro de la skené e invisible para la audiencia estaba el área de camerinos, que además albergaba el méchane, "dispositivo mecánico" o "máquina" (una grúa o elevador que, desde los tiempos de Eurípides en adelante, se usó para elevar a los personajes en el aire, normalmente para simular que volaban). 





MÚSICA EN LA CULTURA DE LA ANTIGUA GRECIA

En las representaciones de las tragedias, como en otras formas de la poesía griega, el texto y los sonidos musicales estaban íntimamente unidos. En particular, la línea melódica seguía las entonaciones del lenguaje poético, mimetizando las subidas y bajadas que realizaba el cantante al recitar el texto, y los ritmos eran precisamente los de la pauta poética utilizada en el verso. La música griega era monódica (es decir, constaba de una única línea melódica, sin armonía alguna). De hecho, la poesía, la música y el baile estaban tan íntimamente vinculados que la idea griega de música (o mousiké) englobaba todos estos aspectos de la representación (no sólo lo que entendemos hoy en día como "música").

La música ocupaba un lugar muy importante en la cultura antigua griega. No se consideraba simplemente un mero entretenimiento, sino que producía importantes efectos morales y emocionales en el carácter del intérprete y el oyente. Así pues, la música era de gran interés en la educación de los niños y en la vida diaria de los adultos. A medida que la teoría de la música evolucionó y se analizaron y pusieron nombres a diferentes estilos de música, los filósofos asignaron cualidades morales a cada uno. Esta teoría, conocida como la doctrina del éthos ("carácter"), encontró su más influyente valedor en Platón (c. 428-347 a. C.). Según Platón, el estilo dórico de música se asociaba con la virilidad y la valentía y era especialmente adecuado para la música coral; el frigio era sobrio y juicioso; y los estilos jónico y lidio inducían excitabilidad, debilidad moral y afeminamiento. Estos puntos de vista fueron compartidos por Aristóteles (384-322 a. C.), su alumno, pero mientras Platón argumentaba que el poder de los músicos y poetas sobre las emociones y el carácter de la gente constituía un peligro y debían ser expulsados de la ciudad, Aristóteles adoptó un punto de vista más moderado. Para él, la música podía usarse educativamente, con el modo dórico para inculcar virtudes idóneas y varoniles, aunque también de gran valor como entretenimiento y relajación. Para él, las profundas y variadas emociones que la música y la poesía de la tragedia producían tenían un efecto beneficioso: al proporcionar una salida para los sentimientos extremos, ésta tenía un efecto purificador (catharsis) sobre el alma.




LA TRAGEDIA GRIEGA

Había dos tipos de actores en la tragedia griega: los actores del choros (coro) y los del solo. El choros era un grupo de 12 o 15 hombres adultos escogidos entre la ciudadanía general de Atenas. Su papel era en su mayor parte pasivo y, normalmente, hacían observaciones sobre la acción o simpatizaban con los personajes del solo.

Aunque el choros, en particular su líder, el choregos, sí se involucraba en el diálogo con los actores del solo, su papel principal era la interpretación de canciones líricas. Éstas solían ser episodios formales de la tragedia, que reflexionaban sobre la acción e incluían baile, poesía y canto, a menudo como acompañamiento del autos, un tipo de instrumento de viento bastante parecido a un oboe.

En ocasiones el choros se dividía en dos grupos y uno de ellos contestaba o rebatía al otro. Los actores del solo de la tragedia (no más de tres) también eran hombres adultos, incluso cuando representaban a personajes femeninos. Eran actores profesionales, expertos en la actuación y el canto. Llevaban máscaras sobre la cara para demostrar el carácter esencial de su papel. Aunque interpretaban canciones formales, como lamentaciones, su canto era, probablemente, más un tipo de cantinela (es decir, más musical que el habla cotidiana, pero no exactamente igual a una canción).

    




LA MÚSICA EN EL TEATRO MEDIEVAL

En la Edad Media existieron dos formas distintas de drama musical: los dramas litúrgicos que tenían lugar en las iglesias como parte del servicio, y eran por tanto en latín; y los misterios que se representaban fuera de las iglesias en el lenguaje cotidiano de la gente.




DRAMAS LITÚRGICOS

Los dramas litúrgicos sólo los representaban miembros del clero y formaban parte del servicio eclesiástico en ocasiones excepcionales. El más antiguo que se conoce data del siglo IX y reproduce la escena de los Evangelios en que las Marías visitaron la tumba de Cristo y hablaron con un ángel. Se solía representar como parte de la misa del día de Pascua. Obras posteriores también se teatralizaron en otras importantes festividades cristianas, especialmente en Navidad. Existe alguna evidencia de que se usaban escenarios y vestimentas muy básicas en algunas ocasiones, sobre todo para las obras más elaboradas. 

En la Edad Media, todas las palabras de la misa y de otros servicios eclesiásticos se canturreaban o cantaban, y cada grupo de palabras tenía su propia melodía. La música de los dramas litúrgicos no era diferente, con los textos y versos de las obras dispuestos en el mismo estilo de cántico llano tradicional. Algunas veces los cánticos se extraían directamente de los servicios litúrgicos, pero en ocasiones se escribían especialmente para las obras teatrales.





MISTERIOS

Los misterios se representaban por toda Europa desde el siglo XIV hasta la Reforma del siglo XVI. Su temática era religiosa y se representaban por lo general al aire libre como parte de las celebraciones de un día sagrado (o "día festivo"). Muchas de las obras cuentan la historia completa del mundo, desde la Creación hasta el Juicio Final, extrayendo todos los episodios principales de la Biblia. 

Estas obras las representaban artesanos y cada gremio se encargaba de una escena en particular. La elección del gremio estaba frecuentemente ligada al tema de la escena (por ejemplo, los carpinteros podían encargarse de la historia del arca de Noé y los carniceros de contar la crucifixión). Mientras algunas obras estaban pensadas para representarse en un escenario inmóvil de madera, otras tenían lugar en una sucesión de carromatos que formaban parte de una procesión a través de las calles de la ciudad.

Aunque estas obras eran principalmente habladas, también incluían muchos elementos musicales (canciones, música instrumental y bailes). Por desgracia, muy pocas de estas piezas fueron escritas en notación musical, pues normalmente ya eran muy conocidas tanto para los actores como para la audiencia. Las melodías solían extraerse de canciones populares, cánticos litúrgicos y tonadas para bailes. Rara vez se escribió música específicamente para las obras de misterio. 




EL TEATRO JAPONÉS NÕ

Otras diversas culturas no occidentales han desarrollado géneros de representación musical similares a la ópera (es decir, que combinan música, canción, narración de una historia y presentación teatral). El más famoso de éstos es el teatro nõ de Japón.

El teatro nõ fue establecido fundamentalmente en los siglos XIV y XV gracias a dos grandes dramaturgos, Kan'ami (1333-84) y su hijo Zeami (1363-1443). Estos dos hombres se basaron en anteriores tradiciones de música y drama para formar el arte altamente estilizado que todavía se representa en nuestros días. Existen cinco tipos de obras nõ: obras sobre dioses; obras sobre hombres; obras sobre mujeres (normalmente jóvenes y hermosas); obras protagonizadas por mujeres locas; y obras que tratan de seres sobrenaturales. Originalmente, una representación consistía en una obra de cada categoría, con una obra cómica conocida como kyõ gen intercalada entre cada dos de ellas. Algunas representaciones podían durar un día entero. 

Los actores nõ (todos ellos hombres) son de tres tipos: el principal, que lleva una máscara y representa al personaje primordial de la historia; el secundario, que entabla diálogo con el principal; y el actor cómico que interpreta el kyõ gen. También hay un coro de ocho personas que sitúa la escena, realiza observaciones sobre la acción y, a menudo, pone voz a los pensamientos y sentimientos de los otros personajes. Acompañando a los actores y al coro, así como interpretando música puramente instrumental y danzas, figuran un flautista (que toca el bambú nõ kan) y tres tamborileros.

El teatro nõ se representa en un escenario cuadrado, con una columna en cada esquina y un tejado encima. Los instrumentistas se sientan al fondo y el coro permanece arrodillado a cada lado del escenario. Tradicionalmente, las obras nõ se escenifican en el exterior, sin embargo, durante los últimos 100 años aproximadamente, se han representado a menudo en el interior de edificios especialmente construidos con este propósito. En la actualidad Tokio cuenta con varios de estos teatros, entre ellos el Teatro Nacional Nõ, y otras ciudades importantes de Japón también tienen teatros especializados. El teatro nõ todavía es una forma de entretenimiento popular en Japón en la actualidad.

  




LA MÚSICA Y EL TEATRO EN EL RENACIMIENTO

En el Renacimiento, con su renovado interés en la música del mundo antiguo, se encuentran las verdaderas raíces de la ópera. La palabra Renacimiento significa "volver a nacer" y hace referencia al resurgir de los ideales artísticos e intelectuales de la civilización clásica que tuvo lugar al finalizar la Edad Media. El Renacimiento comenzó en Italia a finales del siglo XIV y posteriormente se extendió a otros países de Europa, pero fue en Italia donde los predecesores inmediatos de la ópera moderna empezaron a tomar forma en el siglo XV.




INTERMEZZOS

Uno de los precursores más importantes de la ópera fue el intermezzo. Los intermezzos eran una serie de interludios que se insertaban entre los actos de una obra de teatro, inicialmente como forma de dividir la acción o de señalar el paso del tiempo entre los acontecimientos del drama principal. Eran un entretenimiento aristocrático, a menudo representado para celebrar ocasiones, como bodas cortesanas, y normalmente incorporaban canto, baile, música instrumental y elaborados efectos en el escenario. Su argumentación a menudo incluía temas de moda en el Renacimiento, como historias de mitos clásicos, alegorías y escenas pastorales. 

Los primeros intermezzos tuvieron lugar en Ferrara a finales del siglo XV, pero el género alcanzó su apogeo en la corte de la familia Medici de Florencia en el siglo XVI. Para entonces, los intermezzos eran con frecuencia partes del entretenimiento más importantes que el drama original. La puesta en escena y la vestimenta podían ser espectaculares y se empleaba a los mejores músicos, cantantes y bailarines para interpretar los números musicales. La importancia del intermezzo para el desarrollo de la ópera muy al final del siglo XVI radica en la íntima asociación entre drama y música, así como en el entorno intelectual en el que se representaron los intermedi más influyentes. En los intermedi de Florencia de 1589, por ejemplo, participaron muchos de los músicos y pensadores posteriormente responsables de las primeras óperas genuinas. Utilizaron estos entretenimientos cortesanos como medio para presentar sus ideas y llevar a la práctica algunas de sus teorías sobre la música del mundo antiguo.






LA CAMERATA FLORENTINA

La Camerata ("club" o "sociedad") fue un grupo de intelectuales con conexiones aristócratas que se reunían en Florencia durante las décadas de 1570 y 1580. Liderada por el conde Giovanni de Bardi, se creó principalmente para debatir sobre la música de los antiguos griegos con la intención de influir en la composición de música contemporánea. Entre sus principales miembros figuraban Vincenzo Galilei, un experto en música del mundo antiguo (y padre de Galileo), y los compositores Giulio Caccini y Jacopo Peri, que procedieron a escribir las primeras óperas genuinas.





LA RECREACIÓN DEL IDEAL GRIEGO

La principal inquietud de la Camerata fue recrear hasta donde fuera posible el carácter de la música antigua. Aunque no disponían de ningún ejemplo real de melodías griegas con el que proceder, estudiaron detenidamente los escritos de los teóricos de la música clásica y los filósofos (especialmente Platón y Aristóteles). Varias ideas interesaron especialmente a la Camerata: la completa unión de melodía y poesía que vieron en la interpretación de canción y dramas (sobre todo tragedias) del mundo antiguo y los legendarios poderes de la música sobre el alma y las emociones humanas. Como resultado de sus debates, la Camerata propuso un estilo ideal de música en que poesía y música estaban al mismo nivel. La música no debía ensombrecer la letra (por ejemplo, haciendo interpretar más de una melodía al mismo tiempo, o distorsionando los ritmos naturales de la alocución). También debía reflejar el tema de la poesía y fortalecer el significado de las palabras para conseguir el máximo impacto emocional en el oyente. La música se reunificaba con el drama y la poesía una vez más.





INTERMEZZOS FLORENTINOS DE 1589

Los seis intermezzos compuestos para celebrar el matrimonio de Fernando de Medici, de Florencia, con Cristina de Lorena en 1589 fueron los más espectaculares y costosos que se habían visto nunca. Tan suntuosa fue la presentación, que destacó completamente sobre la obra a la que acompañaba, La pellegrina ("La peregrina") de Girolamo Bargagli. Todos los textos y la música han sobrevivido, junto con los diseños de vestuario y decorados. Los intermedi fueron concebidos por Giovanni de Bardi (1534-1612) sobre el tema del poder de la música en el mundo antiguo, con textos escritos por Bardi, Ottavio Rinuccini (1562-1621) y Laura Guidiccioni (fl. 1550). La música fue compuesta principalmente por Cristofano Malvezzi (1547-1599) y Luca Marenzio (c. 1550-1599), con contribuciones de otros, entre ellos Jacopo Peri (1561-1633), Giulio Caccini (1550-1618) y Bardi.

Las escenas individuales incluían la Armonía de las Esferas (Intermedio 1); la competición de canto entre las Musas y las Piérides (Intermedio 2); la historia del cantante Arión y su rescate por un delfín (Intermedio 5); y el descenso del Ritmo y la Armonía del cielo a la tierra (Intermedio 6). La música para cada una de estas escenas comenzaba con una sinfonía instrumental y continuaba con una mezcla de canciones para solista interpretadas por virtuosos cantantes y elaborados madrigales de coro que requerían 60 cantantes y alrededor de 20 instrumentos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario